Texto introdutório de Silvio De Gracia sobre CONVERGÊNCIAS/DIVERGÊNCIAS de Fernando Aguiar. [Texto. Ligação]
La obra de Fernando Aguiar, que tiene su inicio en la década de 1970, es notable por una deliberada y constante confluencia entre escritura, pintura, performance e instalación. En el centro del diagrama resultante, la presencia de la práctica poética se manifiesta como la interfaz que anuda y apuntala la variedad de propuestas: poesía visual y concreta, collage, performance poética, arte público, publicaciones. Su labor, más allá de su propia producción como poeta, artista visual y performer, ha sido intensa como organizador de festivales, exposiciones y antologías, que han contribuido decisivamente a la divulgación y legitimación nacional e internacional de la poesía experimental portuguesa. A lo largo de más de cinco décadas, Aguiar ha construido una trayectoria que lo consagra no sólo como uno de los más relevantes poetas experimentales dentro de Portugal, sino también a nivel internacional.
En el presente volumen, Convergencia – Divergencia, Fernando Aguiar nos ofrece una serie de composiciones tipográficas que se singularizan a partir de una eminente condición performativa: los grafemas se mueven, se agitan, se intersectan, se agrupan, se concentran y dispersan, obedeciendo a una permanente vocación de desacomodamiento e insubordinación. Así, las letras asumen un protagonismo casi excluyente, autonomizándose, liberándose de toda funcionalidad sígnica, en profunda disidencia con la necesidad de su inscripción en una cadena de unidades de significación comunes (la palabra, la frase, el verso).
Aguiar retoma la tradición de la poesía concreta, desde el momento que valora la materialidad de las unidades mínimas que utiliza, las letras, y en tanto las despliega en la configuración de estructuras que se bastan a sí mismas. Pero las estructuras de Aguiar son fluidas, como lo es el acto mismo de la inscripción: las letras cuelgan a modo de cascadas, se apeñuscan, a veces parecen danzar en extrañas evoluciones coreográficas; siempre móviles, siempre insumisas, convocadas para propalar la idea del rechazo de su encorsetamiento en un determinado orden. El alfabeto o abecedario, entendido como el conjunto de letras (caracteres o grafemas) de un sistema de escritura, posee un orden definido. Las operaciones poéticas de Aguiar inciden tácticamente sobre la subversión del alfabeto, aislando las letras, revolviéndolas y lanzándolas a una nueva existencia, en un ejercicio de incesante experimentación que se exacerba en la búsqueda de sus propias reglas.
La poesía de Fernando Aguiar se inscribe en la página como si lo hiciera sobre el agua; como si su escritura se desbordara en una sucesión de signos que fluyen casi de manera líquida. Este desbocamiento de las letras expone el disfrute que el poeta encauza en sus manipulaciones, consumándose en una serie de sorprendentes paisajes tipográficos en los que conviven eficazmente el artista visual, el poeta y el performer.
El trabajo con la materialidad de los signos, mediante su exploración y apropiación plástica y pictórica, se resuelve en la combinación de distintas tipografías, ritmos, desplazamientos, e incluso en las relaciones que se establecen con otros elementos sígnicos. Para Aguiar, en definitiva, en su procura de hacer estallar la potencialidad plástico-visual de los signos se cifra el carácter radical y transgresivo de su práctica poética.
Este libro no debe abordarse apenas como un conjunto de poemas inventivos y fascinantes, sino esencialmente como aproximación a una forma de hacer poesía que se aparta de los recorridos convencionales, y que se adentra sin hesitaciones en nuevos territorios. Esta es la poesía de Fernando Aguiar; una poesía en la que el poema explota incesante en una especie de confrontación de signos, y que podría entenderse, finalmente, como un ejercicio revulsivo frente a cualquier forma de representación y significación que pueda considerarse limitante.
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- Fernando Aguiar, CONVERGÊNCIAS/DIVERGÊNCIAS