Evocando António Aragão (1921-2008)

Homenagem de Roberto Merino a António Aragão. [Texto]


La función de cine termina y las cortinas de la retaguardia de la sala corren sobre la vara de metal con su sonido característico… me recuerda momentos de infancia (pero eso es otra historia) en la calle nos volvemos a reunir, lo que la oscuridad de la sala separa reúne la luz de las farolas. Entre los varios intereses que nos juntan y compartimos con el Dr. António Aragão uno de ellos es el cine. Entre otros, la pintura, escultura, y la música. Él es capaz de contar una película aunque haya dormido gran parte de ella, su capacidad de fabulación se confunde con su gran capacidad imaginativa. El corto camino hasta la Rua da Carreira donde viví cinco años se haría normalmente en 10 minutos, pero acompañado por este demiurgo de la noche se vuelve una especie de Gólgota, un “calvario” sin sangre, con sus tantas y variadas estaciones… no caminamos más de dos pasos y se detiene y habla y gesticula, la noche lo inspira, también la soledad…

Aprendí con él a conocer Madeira con otros ojos, los suyos, prestados, que con una mirada de reojo recorrían sardónicamente los meandros políticos, culturales y sociales de la Isla. Recuerdo con particular emoción las conversaciones en su casa y atelier donde pude constatar la finura de su trazo en el diseño o la rudeza de sus esculturas, algunas de ellas presentes en el frontispicio de la escuela Francisco Franco, también descubrí su obra literaria su pieza de teatro Desastre Nu, que en 1998 fue premio Nacional de Teatro y en su novela Um Buraco na Boca descubrimos un universo que nos aproxima de Beckett, la forma en que es construido y des-construido el lenguaje une a ambos autores extrañamente.

No podría dejar aquí de hablar de la obra fundamental que en fines de los anos 70, Artur Andrade y António Aragão emprendieron para grabar durante algunos años mas de doce horas de canciones, mouriscas, xarambas, cantigas antiquísimas y otros ejemplares perdidos en el tiempo que en algunos casos, hasta ese momento, sólo residían bien en el fondo de las memorias de los antiguos. Trabajo de pesquisa y investigación que seguía la línea antropológica de la recopilación del musicólogo Michel Giacometti (1929-1990), corso que aterrizó en Portugal en 1959 y que se radicó en el país con una mezcla de pasión por una portuguesa y por el campo de trabajo que descubrió a su frente, y que permanece, como tanto se ha repetido, aun desconocido. Para probar la importancia de este trabajo el espolio de la obra original, editada primero parcialmente en vinil y que ahora, por lo que sabemos, felizmente reeditada en su totalidad en CD (editora Bis-Bis, en conjunto con la Direcção Regional dos Assuntos Culturais). Esta obra emblemática ( que aun conservo como joya) contribuyó para que otros grupos se entusiasmaran y realizaran en los años 80 recopilación más alargada en este campo, para ello aportaron sin duda grupos como los Algozes, y más tarde la asociación Xarabanda, pionera en la tentativa de llevar hacia fuera de Madeira las tradiciones del archipiélago. Así fue posible recuperar una memoria antigua de tradiciones orales de romances, algunos ya desaparecidos en el viejo continente europeo.

Fueron para mí también importantes en relación a la obra de Antonio Aragao el primer Salón de poesía ilustrada que se realizó en el salón noble del Teatro Municipal Baltazar donde yo, entre otros, ilustramos algunos de sus poemas. También original es su obra de poesía experimental en la cual lo visual se confunde con el texto creando nuevos campos a la imaginación y a las posibilidades de lectura e interpretación del poema, la palabra es una imagen. La poesía experimental es para él y para su generación, un acto de subversión política y como tal vendría a ser juzgado y censurado siendo considerado un acto peligroso visto que se alzaba contra  el status quo socio-cultural atacando las costumbres instaladas de aceptación y consumo del objeto artístico, actitud que contrariaba una tradición de siglos de poesía de tradición lírica asumiendo una clara posición de poesía anti-lírica e “anti-saudosista”. Sin embargo descubro hoy cuando escribo estas líneas un poema lejano de 1962 que nos parece devolver el trazo poético lírico y secular de Camões que será eterno y perfecto en todos los poetas portugueses:

Caminho aflito na denuncia dos mapas e navios
apanho meus gestos e cumpro o luto
e confirmo gentes casas e o dia a dia
exactamente as vozes sobre os portos
de borco a extinguir-me
demasiado hoje
excedida ausência no escuro
(e aspiro na fenda dos ventos
esperando contigo o esquecimento das idades
suspenso na surpresa dos teus olhos
a flor das mãos tecendo fontes no teu corpo)

(António Aragão – Poema Primeiro)

Escribo estas líneas después de una pequeña estadía en Madeira, siempre rodeado de los amigos que allí deje, y en este caso particular del escultor y amigo Antonio Rodrigues a quien hablé y manifesté mi interés en escribir este artículo, asociándome así a este homenaje. Cuando abandonamos la isla fue sometida al más brutal temporal de los últimos años, no puedo dejar de reconocer que una sensación de enorme tristeza me embarga, por no encontrar allí nunca más al viejo amigo hoy saludado en estas letras y por también sentir el dolor que hiere una región que para mí significó y significa mucho en mi vida.

Roberto Merino M. – Porto 2010


[Agradecemos a Roberto Merino a autorização que permitiu disponibilizar este texto no Arquivo Digital da PO.EX]